2012-10-17

Criterios técnicos y controles de lobos

Por Alberto Fernández Gil y Mario Quevedo

Esta entrada pretende aportar algunas ideas a la presente discusión sobre controles de lobos. Discusión en la que a veces se mencionan criterios técnicos que justifiquen esos controles. Bueno, quizá sea más correcto escribir polémica; discusión es otra cosa.

Posiblemente el primer paso debiera ser distinguir entre controles de población y controles de ejemplares. Son cosas distintas, confundidas a menudo. Es verdad no obstante que otras veces, como en el caso reciente de la declaración de intenciones de Asturias, no hay duda posible: se aprueba un plan anual de control de población de lobos, más allá de toda ambigüedad semántica.

Los controles de población - como los que se pretenden llevar a cabo en Asturias con los lobos, o los que se repiten desde hace años con los cormoranes grandes - difícilmente pueden justificarse con criterios técnicos. ¿Por qué?

En el caso de los lobos, para la mayoría de individuos de la especie ese tipo de controles serían preventivos: se matan ejemplares desconocidos, que no tienen por qué haber causado daños o molestias. De hecho, se matan incluso cachorros, que no han tenido ni tiempo de elegir presa. Estos últimos son victimas frecuentes, entre otras cosas porque durante el verano permanecen en los lugares de reunión donde son atendidos y alimentados por los adultos. Dado que no han causado daños, esos individuos mueren por pertenecer a una especie culturalmente molesta. Es xenofobia ambiental, similar a la del zapatazo sobre la araña peluda de la pared, de la cual no conocemos especie, sexo, o profesión. Aunque es posible que sepamos que también come bichos.

Los controles de población sólo estarían justificados en casos excepcionales. Por ejemplo, poblaciones superabundantes, que comprometan la seguridad de muchas personas - aunque a esos casos se llega generalmente por desequilibrios antrópicos, y sin arreglar los desequilibrios los controles de población son inútiles. O especies introducidas, cuyo impacto sobre otras especies nativas dependa esencialmente del número. Ejemplo típico, las ratas en islas oceánicas; menos típico y bastante más relevante a escala local, los visones americanos y su impacto sobre las aves marinas en la costa Cantábrica. Desde luego no es el caso del lobo ibérico.

Ni siquiera la estima más optimista del tamaño de la población lobera resiste un análisis técnico, comparado con las especies que habitualmente aparecen en los listados de protección. Más aún, considérese el concepto de población mínima viable, sin duda conocido de sobra por cualquier gestor de fauna que merezca ese nombre. O el de población efectiva. No, controlar la población de lobos ibéricos no tiene justificación técnica.

Añadir el término "tecnico" nos parece más bien disfrazar populismo -si acaso- de tecnocracia. En el caso concreto de los lobos en Asturias, resulta cuando menos inquietante que una población de ~1 millón de asturianos bípedos -eso si, de cráneo hipertrófico- pretenda justificar controles de población de otra especie nativa que no pasa de pocos cientos en el mismo territorio.

Otra cosa son los controles de ejemplares, de individuos determinados. En el caso de los lobos, estos controles se pueden justificar técnicamente si determinados individuos producen daños graves, en base a criterios establecidos previamente. Y se pueden justificar si se han tomado medidas de prevención ajustadas a la presencia en el territorio de un predador como el lobo. Conviene además considerar a quién y dónde afectan los daños: si afectan a profesionales de la ganadería, si el ganado está en terrenos públicos, en espacios protegidos, si se han recibido subvenciones públicas, si los profesionales afectados muestran un compromiso con esos fondos públicos, si protegen su ganado de acuerdo a los criterios técnicos establecidos. O si han sufrido algún daño, o por el contrario han presentado 65 reclamaciones en un año, en cuyo caso habría que cuestionar si el afectado se dedica a la ganadería o a la dañadería. Nótese que esos criterios técnicos son comparables a los que el resto de ciudadanos hemos de cumplir para acceder a uno u otro servicio público: asistencia sanitaria, prestación por desempleo, etc.

En ese caso sí se podría hablar de criterios técnicos: técnica para identificar al ejemplar, técnica o protocolo para contrastar el caso del afectado con los criterios vigentes, técnica para en su caso aplicar esos criterios y determinar si hay que eliminar al que comete la ofensa, sea lobo u otra especie.

Así y todo, hay más ruido en esto de los lobos. Por ejemplo, más allá de la disyuntiva presentada en esta entrada, o mejor dicho, mucho, mucho más abajo, quedan los intentos de justificar controles de población de lobo "porque provocan desequilibrios ambientales en espacios protegidos". Semejante disparate no merecería siquiera consideración, de no ser para pedir responsabilidades por incompetencia manifiesta a los cargos públicos que lo hayan proferido. Para otra ocasión.

Los lobos son super-predadores. Son parte de esa megafauna que en otras partes del mundo, tras haberla hecho desaparecer en tiempos de menos medios, menos letras y menos ciencia, se intenta recuperar. Requieren por tanto gestores y compromisos a la altura, capaces de dejar el veneno, los cepos y los tiros para las fotos en blanco y negro. Requieren responsables públicos capaces de aportar ideas, soluciones. Seguro que hay personas implicadas en política capaces de estar a la altura. Hoy mismo leíamos en prensa una aproximación en ese sentido: César B Arias en La Nueva España.   

2012-10-13

Biodiversidad molesta

Por Mario Quevedo
 
Desde el punto de vista de la Biología, de la ciencia, es muy fácil percibir que la gestión medioambiental asturiana es una infamia. Por tanto no le dedicaré mucho espacio a la ciencia en esta entrada.

Los interesados en hechos lo tienen chupao, en estos tiempos fantásticos de Internet y bases de datos públicas; no tienen más que ir a Google Académico (por ejemplo) y buscar algunos términos como "especies clave / keystone species", "role of predators in ecosystems"; o directamente consultar trabajos de tipos como James A. Estes o John Terborgh, publicados por ejemplo en Science*.

Si, Science, no en revistas sectarias, jipis, de especialistas baratos, sino en aquellas que uno mira cuando publican algo sobre salud humana, el genoma, o el agua en Marte. De esas que salen en La Nueva España con titular tipo "investigador cuñado de una asturiana publica estudio en Nature", con entradilla tipo "recuerdo muy bien la playa de Porcía cuando cortejabamos" dijo el investigador.

Eso si, asumid que el lenguaje de la ciencia, y del rock'n'roll, es el inglés. No así el de la milonga.

O, a la inversa, si uno tiene interés en desacreditar al que suscribe, puede buscar en la literatura científica algo sobre trivialidad de grandes predadores en los ecosistemas. Buena suerte. Sobre redundancia ecológica de lobos o linces. O puede buscar en los criterios de la UICN qué es una población vulnerable, o amenazada. O en los catálogos nacionales... Buena suerte (es un decir).

Pero la gestión del medio natural por parte del Gobierno de Asturias, presidido por Javier Fernández (PSOE) y ejecutada aparentemente por la Dirección General de Fina Álvarez Murias y colaboradores, no va de ciencia. Nada tiene que ver con eso.

La gestión del lobo de esta administración es exclusivamente política. De política barata. Es una gestión enmarcada en eso que se últimamente se vienen llamando "valores". Enmarcada por la ausencia de los mismos, se entiende.

Pero antes de seguir, una aclaración: qué nadie se agarre a la descalificación fácil tipo "es que tu estás encontra del PSOE". El que suscribe, sin militar en ningún sitio, nunca ha simpatizado con la derecha ideológica. Y no creo que eso cambie antes de que la entropía me adelante por la derecha, no; si salgo huyendo, saldré a la izquierda.
 
La gestión del lobo en Asturias es política de la peor especie, ausencia de valores.

Política de la peor especie porque no consiste en tomar una decisión de gobierno apoyada en una ideología clara, disponible para los electores, sino para acorralar un puñado potencial de municipios rurales para las próximas elecciones. Si, si, ya se que ganaron hace nada, pero la campaña nunca termina, nunca parece empezar el gobierno. No en medio ambiente. Y no es que me parezca mal que un político quiera que le voten, que yo también voy a votar; lo que me parece mal es que disfrace su campaña electoral de decisión técnica, de "Comité Consultivo", de razones económicas.

Y digo que no se apoya en ideología clara porque eso implicaría haberles oído en campaña algo tipo "la gestión de la fauna no la haremos en base a datos o estatus de conservación". Si, si, los lobos son también fauna. Biodiversidad. Nativos. De aquí.

Si por el contrario el Presidente asturiano dijera "matamos lobos porque nos lo pide tal o cual alcalde, y los votos rurales son muy importantes dada la configuración electoral poli-circunscripción astur", yo seguiría queriendo emigrar, queriendo olvidar el ambiente tóxico en el que vivo y trabajo. Preguntándome como la izquierda declina conservar el medio natural de la misma manera que la derecha. Pero tendría que reconocer honestidad.

Pero no, optan por la falacia, por la chapuza. Por la ausencia de valores. Creo, aunque aquí no me apoyo más que en mi percepción, que pueden hacer esto porque a buena parte del público esto de la conservación les importa un carajo. Ni se enteran.

Y también porque puede haber incluso algún conservacionista que, en la privacidad de su camarote o en la oscuridad de su página web, declare "matar lobos es un mal menor que hay que aguantar para el fin último de preservar la natura", o "matar lobos salva aves carroñeras", o "lo mío es el cambio global, esto de los lobos son chorradas locales".

OK. ¿Y quién dice entonces cuál será la siguiente especie molesta? ¿Cuál será la próxima especie ibérica cuya gestión sera determinada por algún sector de presión productivo, no por su estatus de conservación?

Partiendo de la base de que los lobos molestan a la producción de lácteos, voy a apuntar algún candidato:

- el oso pardo, molesto para la producción de miel. Y para la minería a cielo abierto del occidente.
- el urogallo, molesto para la industria  maderera, y la minería a cielo abierto.
- el águila real, top-predator donde los haya, capaz de agriar la leche de cabra de cualquier queso.
- el águila imperial, esa amiga de la caza menor en las grandes fincas del centro-sur.
- el lince ibérico, benefactor de las infraestructuras viarias.

Y seguro que los chicos de la flora pueden nombrar un puñao también.


Alguien, raudo, diría: hombre, que es que de esas especies hay muchísimos menos ejemplares.

¿Seguro? Contadlos, si podéis. Buena suerte.
 
Contad las poblaciones efectivas, i.e., el número de individuos que contribuyen a la diversidad genética, al potencial adaptativo de la población. Claro que para eso hay que tener interés en Biología de la Conservación, en ciencia. Y no era esa la idea de esta entrada.

*siempre estoy dispuesto a facilitar esos u otros a quién esté interesado y no tenga acceso. A la ciencia en abierto le falta todavía una cocción.

2012-10-08

Matar al lobo, matar el lobo

Por Mario Quevedo
 
Esta historia empieza una tarde-noche de octubre, en la que un biólogo acepta la premisa de que, por daños al ganado, hay que matar lobos.

Le cuesta, porque al fin y al cabo lleva un par de años estudiando los movimientos del bicho. Si, M12 es un macho subordinado de uno de los 5 grupos controlados por el proyecto de investigación, pionero en la Europa suroccidental, llevado a cabo en estrecha colaboración con las autoridades medioambientales.

Pero M12 se ha metido en problemas.

No es 100% seguro que él sea responsable de los recientes daños al ganado, denunciados fuera del Parque Nacional donde, según los datos del emisor GPS, pasa la mayor parte del tiempo. Para estar seguros habría que haberle visto en acción, o bien haber sido capaces de identificarle geneticamente a partir de muestras tomadas en la victima, un potro. Esto quizás ocurra, pero les lleva tiempo a los chicos del laboratorio, y ya se sabe que la Biología de la Conservación es "una disciplina de crisis". Como la cirugía a la medicina, sí, que decía Soulé

No es seguro, pero el emisor GPS dice que M12 estaba por allí, en mal momento. Y la guardería ha confirmado que efectivamente ha sido un lobo el que mató al potro. De acuerdo con el protocolo de acción, redactado hace años y por el que se guían administraciones y científicos, si un lobo identificado causa daños fuera del parque nacional más de una vez, ha de caer. Tomaron como ejemplo en este caso la gestión del lobo en alguno de los grandes PPNN de Norteamérica. Y un protocolo está para cumplirlo, que para eso existen los acuerdos, órganos de gobierno y comités consultivos en democracia.

Claro que ahora falta salir al monte con el rifle, a quién le toque, y encontrar a M12. Y acertarle. A él, no a otro. Esa es otra. Pero el emisor ayuda, así como los crotales.

Otro gallo cantaría si no hubiese cierta evidencia de qué lobo fue el responsable. ¿Por? Pues porque a pesar de la formulación típica de batallitas "fue el lobo, que bajó del monte", la realidad es que cuando un lobo baja de un monte, baja ese lobo, no cualquiera. Baja  M12, no toda la estirpe lobuna de la faz de la Tierra. Y si sube, lo mismo. Y cuando un oso entra en un cortín en Degaña, o tumba un contenedor en Brasov, no lo hace "el oso", sino "un oso".

Es una simplificación cómoda a veces asumir que en las poblaciones de animales todos los individuos son iguales. Por esa regla de tres, yo soy igual que... prefiero no pensarlo. Y no me hace falta el mal trago, porque no tiene ni pies ni cabeza, y hay kilos de literatura científica al respecto (e.g., Bolnick et al 2003). Más aún en vertebrados superiores, inteligentes y con estructuras sociales complejas, como los lobos.

No, en ese caso ni el biólogo encargado del seguimiento, ni la responsable científica del proyecto, aceptarían la premisa. Sin entrar en los conflictos éticos que les supondría, saben que sin saber qué individuo "hizo el estropicio", los intentos de control son sólo cosméticos, y ya se sabe que la cosmética va por gustos. Saben además que si matas un lobo al azar, tienes muchas posibilidades de matar al que no atacó al ganado. Tienes posibilidades de matar a un lobo dominante, macho o hembra alfa, los que más cazan, que nunca haya elegido ganado como presa. Tienes por tanto posibilidades de debilitar un grupo que se dedicaba a las presas naturales, poniendo en apuros a los subordinados.

Y mientras además M12, posiblemente el que "se pasó de frenada" sigue sin ser consciente de que no, que eso no se vale. E igual la prepara otra vez.Y vuelta la burra al trigo.

Espera; ¿cómo?
¿Que el daño ocurrió dentro de un Parque Nacional?
¿Que no hay protocolo de actuación?
¿Que no saben qué lobo fue, ni de cerca, porque no hay tal proyecto ni tal colaboración?
¿Que van por tanto a matar al primero que pase?
¿Que es sólo para conseguir un puñado cutre de votos, que ni siquiera así se garantizan?

No hay premisa que valga. Espero que acaben despedidos, por corruptos e incompetentes. Ya, es que estoy hoy de historias fantásticas.Será por esto.